Esopo habla al siglo XXI: El perro y el carnicero
No esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo.
Jose Vaquero
Fábulas de Esopo
Jerry Pinknei

 

 

Lo que se siembra, eso se cosecha

        Esopo nos alumbra esta semana con una referencia a la imprevisión manifiesta en el terreno económico de nuestros gobernantes. El perro y el carnicero nos habla de la necesidad de prever las consecuencias de una deficiente gestión: “donde te encuentre, no dejaré de mirarte”; o lo que es lo mismo: no esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo”.

El perro y el carnicero

“Penetró un perro en una carnicería,
y notando que el carnicero estaba muy ocupado con sus clientes,
cogió un trozo de carne y salió corriendo.
Se volvió el carnicero, y viéndole huir,
y sin poder hacer ya nada, exclamó:
—¡Oye amigo! allí donde te encuentre, no dejaré de mirarte!”.

        Mi querido Esopo: Hombre prevenido vale por dos, decimos en nuestra lengua de Cervantes, el Homero de España. Y usamos esta frase porque la primera reacción ante numerosos problemas es decir: si hubiera visto, sabido, pensado... no me habría pasado.

        Somos así, en tu siglo y en el nuestro. Más todavía, con frecuencia cometemos varias veces el mismo error. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

        De todos modos, siempre podemos mejorar en este campo de la previsión. Los acontecimientos diarios tienen un factor, bastante pequeño, de imprevisibilidad. Pero muchas consecuencias son previsibles. Si descuidas el gasto público, la economía decrece. Si disminuye el movimiento económico, aumenta el número de parados. Si gastamos más de lo que ingresamos, cada vez perderemos más dinero. E igualmente, si mejoran las pequeñas y grandes empresas, mejora la economía. Si potenciamos la educación, capacitamos mejor a nuestros adolescentes para el día de mañana.

        En definitiva, lo que sembramos recogemos. Siembra amor, y cosecharás amor. Siembra violencia, tensión, y cosecharás violencia, tensión.