Ser perdonado es plata, pero
perdonar es oro
Ricardo Ruvalcaba
22 maneras de caerse bien. Actitudes Para disfrutar en la vida
José Pedro Manglano

 

 

El modo supremo de amar

        “¿Quieres ser feliz por un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz para siempre? Perdona. La mejor venganza siempre será el perdón. La clemencia es aquello que deseas que tengan contigo en la vida y en la muerte. Si quieres ser perdonado, perdona”.

        En el camino de la vida tropezamos con algunas piedras. Quien no sabe perdonar es como el caminante que después de tropezarse con una roca, en vez de levantarse y seguir andando, coge el pedrusco con el que se cayó y lo lleva cargando fatigosamente.

        San Pablo exhortó a los cristianos a no devolver a nadie mal por mal (Rm 12,17). Cristo nos enseñó a rezar al Padre con estas palabras: “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt 6,12; Lc 11,4). El Señor desde la cruz oró por aquellos que le ofendían: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). Perdonando y amando Cristo consiguió su victoria.

        El cristiano “no se deja vencer por el mal, sino que vence al mal con el bien” (Rm 12,21). El perdón vence el rencor y la intranquilidad. No indultar a alguien es no amarlo. Quien ama a todos los hombres, ama más a Jesucristo. Quien no ama a una persona, ama menos a Cristo. La felicidad no tiene más que dos verbos: amar y perdonar.

        “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5,43-48).