María
Isbert considera que el mejor papel de su vida "Ser actriz me ha venido de Dios"
28.01.04 La Razón |
Voy a misa siempre que el trabajo me lo permite. Ir a la iglesia es la mejor manera de ponerte en contacto con Dios. Tengo tantos asuntos que tratar con Él...
Los problemas de mis hijos. Todos sus problemas. El problema del trabajo ya lo he tratado dos veces. Cuando no he trabajado se lo he pedido y me lo ha concedido, así que estoy muy agradecida.
Tiene mucho que ver. Dios tiene que estar en todas partes. No hay jefe en el mundo que pueda darse a sí mismo de la manera que se nos dio Jesucristo. Además, no hay actor que no entre en escena sin hacer la señal de la cruz. El día del estreno de "El espíritu Burlón" cené marisco y me entro una gastroenteritis terrible. El empresario propuso vaciar el teatro y yo le dije: "No digas a la gente que se vaya. Voy a pedir a Dios que me ayude". Al poco se me fue la gastroenteritis. Tuvimos un gran éxito y hasta me hicieron un homenaje. Estaba claro que Dios andaba de por medio, así que escribí a mis hijos pidiéndoles que agradeciesen a Dios lo que hizo conmigo.
Mi padre y mi madre, sin duda. Después, mi marido, mis 7 hijos y mis 12 nietos, que son ahora mi gran ilusión. Pero cuanto más analizo a mis padres y cuanto más tiempo hace que se han muerto, más me parece que son irrepetibles. Y eso que mis hijos se portan muy bien conmigo. Para mí la familia es muy importante.
No. Ha sido el de ser católica y el de saber desde niña que quería ser actriz. Actuar me llena, me hace feliz. He sido madre y he tenido mis alegrías y mis penas, pero el ser actriz me ha venido de Dios.
No puedo decir que sea una tragedia, pero yo soy tan frívola y tan sumamente femenina que la peor tragedia para mí era no ser guapa. Aunque, la verdad, ahora que me he casado y que he tenido mis pretendientes, no podría decir que ha sido una tragedia, sino un inconveniente temporal. Un accidente.
Lo he heredado de mi padre, que siempre estaba deseando contar un chiste o una anécdota... es una cosa instintiva. A mí me gusta que la gente sea feliz. Y que la gente no sea feliz, teniendo motivos para serlo, es un pecado mortal. Todos tenemos algun motivo para la felicidad, tenemos la obligación de ser lo más felices posible, cada uno con sus cosas. A mí, por ejemplo, me ha merecido la pena no ser guapa porque había tantos papeles de secundaria que he trabajado en más de 300 películas con mis "papeluchos".
Pues la verdad, no lo sé. De todos modos, no siempre hacemos reír. Es una suerte que no siempre se tiene. Es como una lotería. Unos dirán que hago gracia y otros dirán que soy una señora vulgar y corriente.
Le veo diferente. Estoy con ganas de aprender de Dios, de conocerle, de perfeccionarme cada día. Soy más responsable. Hace falta tener sentido de la responsabilidad. Muchas personas se olvidan de que son responsables de sí mismos, de su cielo y de su infierno.
Lo que Él me quiera enseñar.
A sufrir. Ver cómo sufrió me ha enseñado mucho en la vida.
Con un abrazo. |