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Benedicto XVI asegura que lo que realmente necesitan los hombres y mujeres contemporáneos es belleza, camino para encontrar a Dios. El pontífice dirigió unas palabras a 260 representantes del mundo artístico en el acto celebrado en la Capilla Sixtina La iniciativa organizada por el arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, tenía como objetivo recordar los diez años de la carta que Juan Pablo II dirigió a los artistas y superar el divorcio entre la Iglesia y el mundo artístico.
El arte, bello La belleza, según el Papa, puede provocar en el ser humano una saludable sacudida que le haga salir de sí mismo, le arranque de la resignación, de la comodidad de lo cotidiano, le haga también sufrir, como un dardo que lo hiere pero que le despierta, abriéndole nuevamente los ojos del corazón y de la mente, poniéndole alas, empujándole hacia lo alto. El obispo de Roma citó al escritor ruso Fyodor Dostoyevsky (1821-1881) para afirmar que la humanidad puede vivir sin la ciencia, puede vivir sin pan, pero sin la belleza no podría seguir viviendo, porque no habría nada que hacer en el mundo. Todo el secreto está aquí, toda la historia está aquí. En esta línea, el Santo Padre señaló que la belleza puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el misterio último, hacia Dios. Y presentó el camino de la belleza como un recorrido artístico, estético, y un itinerario de fe, de búsqueda teológica. El arte trasgresor
El discurso de Benedicto XVI se convirtió en una firme constatación de la necesidad que tienen los artistas de Dios y de la necesidad que la Iglesia tiene del arte para evangelizar. Antes de acabar, el Papa hizo un llamamiento a los artistas: ¡no tengáis miedo de relacionaros con la fuente primera y última de la belleza, de dialogar con los creyentes, con quien, como vosotros, se sienten peregrinos en el mundo y en la historia hacia la belleza infinita!. El pontífice se despidió dejando entrever la posibilidad de más encuentros con los artistas con su arrivederci (hasta volver a vernos). En nombre del Santo Padre, monseñor Ravasi, entregó a cada uno de los participantes una medalla pontificia acuñada especialmente para el acontecimiento. | ||||||||||
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