El Papa reúne a 300 artistas y les pide que den "esperanza" con su talento
ABC
Mi Cristo Roto (12ª ed.)
Ramón Cue S.J.

 

 

 

Su gran responsabilidad

        En un encuentro excepcional en la Capilla Sixtina, Benedicto XVI invitó ayer a trescientos artistas de todo el mundo a "ser heraldos y testigos de esperanza para la humanidad a través de la belleza". En primera fila, los arquitectos Santiago Calatrava y Zaha Hadid escuchaban al Papa con el mismo interés que demostraron el cantante Andrea Bocelli, el artista americano Bill Viola, el compositor Ennio Morricone o la escritora Susana Tamaro.

        El cariñoso aplauso de acogida al Papa se transformó al final en una ovación en pie después de escuchar sus palabras sobre la belleza "en este santuario de fe y de creatividad" de la Capilla Sixtina. La presencia espiritual de Botticelli, Ghirlandaio y, naturalmente, Miguel Ángel era muy fuerte, sobre todo cuando Benedicto XVI les comentó que tenían ante sus ojos el grandioso "Juicio Final", que presenta "el Alfa y el Omega, el principio y el fin de la historia". Benedicto XVI recordó que en esa capilla se celebran los cónclaves, "y aquí viví yo, con intensa emoción, el momento inolvidable de mi elección".

"Custodios de la belleza"

        El Papa les dijo que la belleza es un reflejo de lo divino y una poderosa fuerza que eleva a la persona humana. Crear belleza es todavía más importante en tiempos de feísmo, crisis económica y saqueo ecológico del planeta.

        La crisis lleva a "un debilitamiento de la esperanza, por lo que aumentan las señales de resignación, de agresividad y de desesperación". En cambio, la belleza, "tanto la del cosmos y la naturaleza como la que se expresa en la creación artística" ayudan a "agrandar los horizontes de la conciencia humana y a abrirse al Infinito, al Misterio último y a Dios".

        El Papa llamó a los artistas "custodios de la belleza" y reconoció que "gracias a vuestro talento podéis hablar al corazón de la humanidad, tocar la sensibilidad personal y colectiva, suscitar sueños y esperanzas". Esos dones conllevan una especial responsabilidad, y por eso les emplazó "a ser, a través del arte, testigos de esperanza para la humanidad".

Ordinariatos         Al regreso a su biblioteca, el Papa mantuvo un encuentro muy cordial con el primado anglicano Rowan Williams, a quien regaló una cruz episcopal. Ambos reiteraron "la voluntad común de continuar y consolidar las relaciones ecuménicas". Williams acepta los Ordinariatos personales que permitirán pasar a la Iglesia católica a medio centenar de obispos anglicanos.La reunión estaba programada antes de que el pasado 20 de octubre la Santa Sede anunciase la entrada de los anglicanos.