Sociedad escandalizada
Santiago Álvarez de Mon
Profesor del IESE
Expansión (Madrid)
Gestiona mejor tu vida
Alberto Pena

 

 

 

Seriedad: menos escándalo... que...

        Acontecimientos inconexos, mismo argumento: el escándalo. Procedo cronológicamente. Primavera, el Madrid de Florentino ficha a Ronaldo por una cifra astronómica. No voy a entrar en los entresijos de esa apuesta. La historia puede concluir en fiasco deportivo y empresarial, o resultar ser una operación barata y rentable. El tiempo desvelará la incógnita. A mí me interesa analizar la desmesurada reacción generada. Personas que coadyuvan a que el fútbol sea un gigantesco espectáculo, una industria multimillonaria, que saltan y gritan extasiadas ante el televisor, se dan golpes de pecho. No nos hagamos los ingenuos. Intereses económicos y personales pululan alrededor del fútbol, contaminando la cancha, la pelota y sus protagonistas. Podemos discutir sobre las prioridades y valores de una sociedad que se gasta esa pasta mareante, mientras mucha gente las pasa canutas para sobrevivir. Bienvenido el debate, pero ir de puritanos por la vida mientras consumo vorazmente el producto que se ofrece, produce hilaridad.

        Pozuelo, mes de septiembre. Botellón y movida madrileña a lo bestia. Incultura, aburrimiento, masa, juventud y alcohol es un cocktail peligroso. Respuesta generalizada: ¡oh!, ¡ah!, ¡no hay derecho!, ¡menudos salvajes! ¡Es el colmo! Sí, sí, estoy de acuerdo. Sin embargo, ¿no hay más que añadir? ¿No sabemos que un fin de semana sí y otro también, un número preocupante de jóvenes se cogen cogorzas fríamente planificadas? Pregunten al Samur y a la policía sobre el paisaje de Madrid, un viernes o sábado cualquiera. ¿Diversión y ocio, o restos de una zona de guerra? Lo padres reclamamos autoridad en la aulas, mientras vamos de autistas. ¿No sospechábamos nada? ¡No, mis hijos, no!, los del vecino que va de colegui-amigo. ¿Sólo es culpa de un gobierno pusilánime hasta la temeridad y de un sistema educativo que ha expulsado la disciplina, el trabajo y el esfuerzo del horizonte de nuestros estudiantes? ¿Nos lavamos las manos los padres? ¿Somos víctimas o corresponsables de una dimisión colectiva? Si yo fuera uno de esos jóvenes violentos y borrachos, denunciaría a la generación anterior por grave omisión de sus deberes.

Más escándalo, pero más de lo mismo         Octubre 2009, Goirigolzarri, consejero delegado de BBVA se marcha. La noticia no es ésa, ni la estrategia internacional del banco, ni el perfil de su sustituto, ni la prolongación del mandato de su presidente –aquí se prejubilan profesionales de 50-55 años; la alta dirección, nunca–, sino el importe de la retribución convenida. Dos apuntes telegráficos. Uno, tengo el gusto de conocer a José Ignacio, un profesional extraordinario, solvente e inteligente, que además es una bella persona, un tipo majo, trigo limpio. Dos, aunque que piense que se lo ha currado no impide mi asombro. Dicho esto, ¿porqué nos llamamos ahora a engaño? ¿No estaban recogidas las condiciones del contrato en las memorias e informes anuales? Pertrechados en nuestra ignorancia, nos lanzamos a la piscina de la demagogia en compañía de algunos políticos fariseos. ¿Qué hubiéramos hecho cada uno de nosotros si se nos ofrecen esas condiciones? ¡Rechazarlas, por Dios!, con los niveles de paro y sufrimiento general, me parecería un escarnio. Ya, ya… Podría poner más ejemplos, pero el espacio habilitado para esta columna acude en auxilio de usted y de mí. Fenómeno reiterativo: el escándalo de mentes impolutas y honradas que nunca pecan. Aquí todo el mundo paga religiosamente los impuestos, aquí solo están enmerdados los políticos, no existen mordidas ni comisiones, tampoco dinero negro. Somos una sociedad honesta e incorrupta con derecho a escandalizarse. Si se lo cree, amén.
La verdad del problema         Me despido con Pessoa, necesito de su clamorosa soledad: “Impotente para dominar y reformar su propia actitud ante la vida, el hombre huye hacia un querer modificar a los otros y al mundo exterior. El hombre de sensibilidad justa y de recta razón, si se siente preocupado por el mal y la injusticia del mundo, procura evidentemente enmendarla, primero en aquello en lo que ella más próxima se manifiesta; y eso lo encontrará en su propio ser. Esa obra le llevará toda la vida”.