'Juana de Arco', por Mark Twain
Mark Twain, muy alejado del catolicismo, quedó cautivado por la joven santa y escribió su mejor biografía.
David Amado
Juana de Arco
Mark Twain

 

 

Por increíble que parezca

        Juana de Arco es una santa que atrae no sólo a los católicos sino también a personas distantes de la religión y que caen rendidos a sus pies.

        Mark Twain publicó esta obra, que él consideró la mejor escrita por él, con pseudónimo. También la británica Vita Sackville West, nada dada a los misticismos, quedó cautivada por la Doncella de Orleáns a la que dedicó una monografía.

        Juana de Arco es una de las figuras más sorprendentes de la historia. Contradice todas las leyes, se superpone a su época y aún ahora sigue retando a nuestra razón.

        ¿Cómo una adolescente aldeana pudo ponerse al frente de los ejércitos franceses y expulsar a los ingleses que llevaban casi cien años de dominio? ¿Cómo interpretar las voces que decía oír?

        Por suerte, sobre esta santa, que fácilmente calificaría un racionalista de imaginación sin fundamento hay mucho material de la época. Existe porque fue sometida a procesos inquisitoriales, que entre otras cosas eran muy afectos a lo procesal y levantaban acta de interrogatorios y audiencias, y también porque veinte años después de su quema en la hoguera la Santa Sede abrió un proceso que acabó con la rehabilitación de la gran generala.

        Irónicamente, los mismos que quisieron acabar con ella y su fama acabaron propiciando que siga presente no sólo en la memoria de la liturgia sino también de la historia.

        Mark Twain ha escrito la mejor biografía sobre la santa. A pesar de su distancia respecto del catolicismo, quedó cautivado por la historia y por los testimonios escritos.

        Su admiración la consigue trasladar a los lectores que quedamos impresionados, una vez más, por la vida de esta santa, en la que la gracia de Dios actúa de una forma ciertamente singular: ocupándose de la liberación de un país y de la coronación de un rey indigno.

Para todos los públicos

        El autor narra la historia a partir de un compañero de Juana, del mismo pueblo y que la acompañó en su recorrido victorioso, y que asistió como escribano en el proceso. De esa manera, junto con el estilo llano de Twain, que lo hace inteligible para todas las edades y que no precisa de lo artificioso para ser elegante, la historia fluye a buen ritmo y se respeta el misterio.

        Que una chica tan sensible, menuda en su porte y dulce con todos se pusiera al frente de bravos ejércitos y consiguiera el apoyo de los más entrenados generales escapa a toda lógica. Algo especial había en ella. La Iglesia lo ha señalado al canonizarla.

        Algunos autores se quedan en los umbrales, admirando a una figura que no se justifica por su entorno y que provoca la admiración de todos. Twain, que dedicó algunos escritos a criticar la religión, es en esta obra de un respeto exquisito.

        Aún más, de su relato se colige la aceptación de lo sobrenatural que mantiene la trama del relato y explica la vida de la Doncella.

        Lectura muy recomendable para adolescentes, jóvenes y mayores.