Hilaire Belloc
'María Antonieta', de Hilaire Belloc
La historia la sobrepasó, fue esposa desgraciada de un desgraciado rey, pero supieron morir bien; Belloc además sabe cómo ver la Revolución.
Jordi Cabanes
Las Cruzadas
Hilaire Belloc

 

 

 

 

Una historia reflexionada para aprender de la historia

        En estos tiempos inflacionarios la explosión bibliográfica que vivimos —que convierte en obsoleto un libro en tres meses— lejos de contribuir a la cultura la anestesia. No sólo es imposible seguir el ritmo de lo que aparece sino que incluso es muy poco conveniente. Por eso hay que estar muy atento cuando aparece alguna obra de referencia y más aún si ésta lo ha sido desde 1909, año de la primera edición de esta soberbia biografía de la desgraciada esposa de un rey desgraciado.

        Hilaire Belloc, muy amigo de Chesterton (con quien formularían incluso una doctrina económica basada en la Doctrina Social Católica llamada “Distributismo”) es uno de los famosos conversos al catolicismo que surgieron en la Inglaterra Victoriana y que han nutrido —y siguen nutriendo— el pensamiento de los católicos actuales. Grandes polemistas y apologetas, sus obras en general destilan un entusiasmseo por su causa perfectamente compatible con el rigor, cosa nada extraña puesto que su causa es el Camino, la Verdad y la Vida.

        En particular, Belloc se especializó en la Historia en general y en las biografías en particular. La editorial Ciudadela, siguiendo en línea con su esfuerzo habitual de suministrarnos lecturas de calado, recupera ahora, un poco al paso del reciente “biopic” de Sophia Coppola, esta interesante recreación de la vida de la última gran reina de Francia.

        Protagonista, junto a su marido de dos grandes injusticias —la de su condena a muerte y la de su imagen histórica— la reina María Antonieta es un personaje en que confluyen fuerzas históricas de tanta fuerza que la sobrepasan de principio a fin, aunque, precisamente, es en su fin donde haya la reina un poco de orientación. Puesto que, si en algún caso se cumple perfectamente el viejo adagio italiano de “un bel morir tuta la vita honora” es en el de la pareja real.

        Muy alejado de las biografías actuales, mucho más descriptivas, mucho más “históricas” (para lo bueno y para lo malo) Belloc traza un texto a medio camino entre la concisión histórica y la reflexión intelectual. Ensayista por naturaleza, pensador profuso, Belloc reflexiona sobre la Historia, la condición humana e incluso el sentido de la existencia.

        En su primera faceta muestra aspectos poco conocidos o interesadamente negligidos por la historiografía dominante como la influencia de la masonería en la Revolución o su sesgo profundamente anticristiano; mientras que en la segunda analiza en sentido de los hechos con una maestría cuya lectura produce un auténtico placer. El placer de los clásicos, verdaderos gigantes a cuyos hombros, como decían los filósofos medievales, nos podemos encaramar para ver más lejos.

 
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