Antonio Márquez: bailarín.
"Mi pasión por el toro me llevó al flamenco y me hice bailarín"
Le hablas y te sonríe con dos ojazos negros que quitan el sentido. Baila con un virtuosismo clásico extraordinario y, alejado del marketing y la publicidad, taconea como los grandes pero sin divismo, sin escándalos ni alharacas. Esta noche levanta de nuevo el telón del Teatro Albéniz de Madrid con tres de sus mejores coreografías: Fiesta Flamenca, La vida Breve y Bolero. 24 horas antes del estreno, nos dedica el tiempo justo para echar un vistazo atrás y conocerlo más de cerca.
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¿En qué trabajaban sus padres?

        Mi padre hacía baldosas antes de ser jefe de mantenimiento de un hotel y mi madre era asistenta; tengo cuatro hermanos más, pedero ninguno se ha dedicado al artisteo.

¿A qué edad ganó sus primeras pesetas?se

        A los nueve años de botones en un hotel, ganaba 3.000 pesetillas; después me ascendieron a recepcionista y a barman. Luego fui camarero en un bar hawaiano y también trabajé en un estanco, en un taller mecánico, en una playa; y fui albañil y …

¡Vamos!, todo un hombre del Renacimiento.

        (Se ríe) He tenido la oportunidad de aprender de todo; en mi casa casi no entra nadie a arreglar nada.

Así que pronto empezó a ayudar a sus padres.

        ¡Por supuesto! Yo le entregaba a mi madre, con una ilusión enorme, hasta las propinas que me daban. Y me pasa ahora igual con mi mujer, se lo doy todo, yo no sé lo que gano ni lo que pierdo.

Y un día se metió a bailar porque quería ser torero ¿?

        Así fue, mi pasión por el toro me llevó al flamenco y me hice bailarín. El sentimiento en el toro y la danza son casi la misma cosa.

¿Ha llegado a torear alguna vez?

        Una, me quité la espinita frente a una vaquilla en un tentadero y salió bastante bien.

¿A qué edad dejó de estudiar?

        A los 18 años, en 2º de BUP.

¿Es verdad que, en cierta ocasión, se puso a bailar en mitad de un examen de Matemáticas?

        Sííí (sonríe), le dije a Doña Pepa que se me habían ocurrido unos pases de baile en ese momento y que tenía que bailarlos, y me dejó.

Tiene cuatro hijos, ¿les obliga a estudiar?

        Sí, claro; y me gusta hacer los deberes con ellos porque me enseñan muchas cosas. A veces se ríen de mí porque meto mucho la pata.

Dicen que usted es un bailarín de raza y no de 'photocall´, ¿qué tal se lleva con Canales, Cortés o Almagro?

        Me he llevado con todos muy bien, ellos saben que allá donde me encuentren yo seguiré siendo El Ibiza -como me llamaban-. En el baile hay muchos antonios y a todos nos ponían un apodo.

¿Salen las cuentas después de crear compañía propia?

        Sí, aunque a veces hay que tirar de la caja de membrillo para invertir lo que has ganado. Pero no me quejo, el flamenco me ha dado todo lo que necesito para sacar adelante a mis hijos… y me sobra.

Su mujer ya no baila.

        No, lo dejó para cuidar de los niños, nosotros no somos de dejárselos a los abuelos para que los críen. La familia está por encima de todo.

¿Bailó alguna vez con su mujer sobre un escenario?

        Sííí… Y bailar con la mujer que amas es lo más.