Entrevista a Luis Larrodera, presentador de televisión.
 
«El Un, dos, tres fue para mí como un guiño de El de arriba»
 
Dice de sí mismo que es muy, muy tímido; sin embargo, este joven presentador de televisión, maño de pro (a su Pilarica, que no se la toquen), afirma públicamente,y con una sonrisa bien amplia, que cree en Dios, que reza todos los días y se confiesa periódicamente. Y lo dice consciente de que, probablemente, no «vaya a la moda». Luis Larrodera, o Luis Roderas, como quiso llamarle Chicho Ibáñez Serrador cuando se acordó de él para la nueva temporada del Un, dos, tres. A leer esta vez, comenzó a colaborar en el mundo de los medios de comunicación con tan sólo 16 años, y desde entonces hasta ahora no ha dejado de trabajar, encandilando a los españoles con su sentido del humor. En la actualidad presenta el concurso Alta tensión, en La Cuatro.
 
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A pesar de su dilatada experiencia en el mundo de la comunicación, usted es muy joven. ¡Comenzó a trabajar en la radio a los 16 años! ¿De dónde cree que le viene esa vocación?

        Sinceramente, no lo sé. Quizá porque, aunque soy muy, muy tímido, hablo mucho (es mi defensa ante mi timidez). Tal vez de ahí venga todo. Lo que sí puedo contar es lo que me dicen mis padres: que, desde crío, lo he tenido muy claro.

¿Cómo era su familia? ¿Qué tipo de educación recibió?

        Mi familia es una familia normal, de trabajadores. Nunca nos ha faltado de nada, pero tampoco hemos tenido muchos lujos. Todo muy normal.
Y mi educación fue, también, la habitual de cualquier chico de mi edad. Estudié en el colegio que había al ladito de mi casa, y que además era el más grande de España. Era un colegio de curas del que no tengo historias macabras que contar. Entre lo que aprendí allí, y lo que me enseñaron mis padres, así he salido yo. No hicieron mal trabajo, ¿no? (risas)

La historia de cómo llegó a presentar el Un, dos, tres es muy curiosa y usted siempre la cuenta... Entrevistó a Chicho; se ofreció usted para el trabajo... Cuando él le llamó, ¿cómo vivió aquellos momentos; cómo los interpretó?

        Bufff..., imagine... Yo, que estaba en Zaragoza luchando por aprender y hacerme un hueco, había sido elegido, nada más y nada menos que por Chicho, para presentar el Un, dos, tres. Eso es indescriptible. ¿Que cómo lo interpreté? Como un guiño de El de arriba. Era como si Él, y mi Pilarica, me estuvieran diciendo: «¿No lo querías? Pues aquí lo tienes. Aprovéchalo». Y ellos saben que lo intenté aprovechar al máximo. Como siempre digo: Si yo presenté el «Un, dos, tres», eso confirma que, a veces, los sueños se cumplen.

Ha dicho en alguna ocasión que reza y se confiesa... ¿Qué significa y qué lugar ocupa en su vida la fe?

         Sí, rezo todas las noches. La fe es creer en Dios, y en todo lo que Él significa. Así de sencillo, o de complicado (depende de a quién se lo digas). Yo creo que la fe, como el conocimiento, no ocupa lugar. Para mí, es algo que va siempre conmigo.

Y ahondando más en este tema... Puede que haya gente que, yendo contra corriente , afirme que reza... Pero la confesión ni siquiera se entiende bien entre muchos cristianos... ¿Qué supone para usted, qué le aporta...? ¿La recomienda como un ejercicio saludable ?

        Ya ve..., no voy a la moda. Supongo que depende de cómo se plantee la gente la confesión. Para muchos es como un examen: «¿Qué pensará de mí el cura si le digo que no voy a misa?; ¿me mirará mal?...» Para mí no es así. Yo no tengo ese temor. Cuando me confieso, lo hago hablando con el sacerdote. Le digo mi lista de pecados y ya está. Aunque a lo mejor es porque tampoco tengo pecados muy graves... (risas). Sea como fuere, a mí me renueva.

Parece usted un hombre muy luchador... No sé si piensa que ha alcanzado sus sueños... Me pregunto qué metas le quedan por alcanzar.

         ¡Muchas! Espero que aún me queden muchas metas por lograr. Aunque empecé muy joven, apenas soy un recién llegado. Con el Un, dos, tres se cumplió un sueño..., pero me quedan muchos; soy muy soñador. Jamás deberíamos dejar de soñar.

¿Qué no haría nunca para un medio de comunicación?

        Firmar algo que no he escrito yo y en lo que no creo. La honradez, creo, debe empezar por uno mismo.

¿Cuáles son los criterios, a la hora de apostar por un proyecto de trabajo?

        Que sea algo divertido, en lo que pueda aprender y con lo que no moleste a los demás. De momento, soy un tipo con suerte.