Oso de Cristal en el Festival de Berlín 2004, esta original fábula animada, similar a "Rebelión en la granja", de George Orwell, es obra del dibujante Jacques-Rémy Girerd, que sube puestos entre los renovadores del cine de animación francés, junto a Michel Ocelot –creador de la saga Kirikú– y Sylvain Chomet, director de la aclamada "Bienvenidos a Belleville".

        Avisados por unas ranas, un matrimonio, su hijo adoptivo y una amiga de éste salvan a los animales de un zoo y a sus propios animales domésticos de una lluvia torrencial, que anega la tierra como si fuera un segundo diluvio universal. Humanos y animales deberán convivir en un inmenso granero, convertido en una nueva Arca de Noé a la deriva sobre un neumático por un mar infinito. Pronto surgirán problemas con algunos animales, incapaces de controlar sus instintos carnívoros.

        A veces resulta cargante el afán de Girerd por sortear el componente religioso de la historia y por compensar las citas bíblicas con invocaciones al animismo africano o a un naturalismo de salón. Sin embargo, estos defectos no devalúan demasiado una trama original, bien desarrollada, vigorosa en la comedia y en el drama, y que exalta certeramente el autodominio, el respeto mutuo, la tolerancia, la ecología y la familia. Además, todo esto se articula en una esmerada puesta en escena, que enriquece su buena animación limitada, de simpático estilo naïf, con un sugerente trabajo de planificación e iluminación, y con un hábil empleo de la bellísima música de Serge Besset.