- Cuando vayas
de turista a una catedral, saluda ante todo al Dueño y Señor
de la casa, que vive en la Capilla del Santísimo. No te limites
a admirar las vidrieras. No olvides que las iglesias son Sagrarios,
no meros edificios de interés cultural.
- No te importe
quedar con tus amigos "después de Misa". A lo mejor
alguno se anima y queda contigo "antes".
- Limpia y
enriquece tu lenguaje. Nada tengo contra el taco como interjección
lírica, que, usado con moderación, sosiega el ánimo;
pero la mugre sobra. ¿Para qué tantas referencias
glandulares, tanta alusión al presunto oficio de la madre
de un tercero, tanta basura sexual? No sé si la cara es el
espejo del alma (espero que no), pero el idioma sí que lo
es.
- Y hablando
del lenguaje, no es preciso que digas "Jesús" cada
vez que oigas un estornudo, pero habrá que poner de moda
algunas viejas y entrañables expresiones: "si Dios quiere",
"con la ayuda de Dios", "adiós" ... Sustituirán
con ventaja al "hasta luego" que todo el mundo profiere
aunque se despidan para la eternidad.
- Di a tu
novia que se tape el ombligo y sus alrededores; que prefieres mirarla
a los ojos, porque es lo único que no envejece. A lo mejor
se ruboriza de gusto. Y tú, no es preciso que exhibas la
etiqueta de tu ropa interior. Esos pantalones, que ya utilizaba
Cantinflas hace cincuenta años, francamente, son una horterada.
- Cuando empieces
a salir con una "niña supermona" (o un "niño
supermono"), pregúntale qué piensa sobre Dios,
la Iglesia, la familia, los hijos... Y no olvides que, en el noviazgo,
es más importante conocerse que tocarse.
- Si vas al
restaurante un viernes de cuaresma, pide al camarero que te enseñe
el menú de vigilia. Si no lo entiende, llama el chef y se
lo explicas. Y, antes de comer, bendice la mesa. Si se dan cuenta
los vecinos, mejor para ellos.
- Cuando estés
de viaje y llegues al hotel en una ciudad desconocida, di en recepción
que te informen sobre los horarios de Misas de las iglesias más
cercanas. Si son buenos profesionales, harán la gestión
sin mover un músculo. Cosa más insólitas les
piden cada día.
- Cuando hables
de tu novia con tus amigos evita la terminología culinaria
o troglodita: Fulanita no "está buena" porque no
es objeto de consumo. Te sugeriría dos docenas de alternativas,
pero sonarían un poco antiguas. Seguro que tú mismo
sabrás inventar otras. Sé creativo.
- No toleres la blasfemia en tu entorno. Si la atmósfera
se pone apestosa, basta con una frase ingeniosa y contundente, como
la que empleó mi amiga Natalia hace años: "oye,
tío, ¿por qué no insultas a tu padre y dejas
al mío en paz?" Natalia tiene una voz aguda y un tanto
chillona. A su "amigo" se le atragantó la Pepsi.
- Y si el estudio de la tele se convierte en un zoo, en un catre
o en un retrete (sin perdón, que así se llama), tira
de la cadena y coge un libro. O refúgiate en la 2, donde
los animalitos son más limpios y honrados.
- Manda un
mail a tu periódico, a tu emisora o a tu columnista favorito,
sobre todo cuando hacen las cosas bien. Levántales el ánimo,
que buena falta hace.
- Utiliza Internet sin miedo y echa la red es decir la web
para pescar: participa en los debates, da doctrina, difunde los
links cristianos. Forma un grupo de amigos cibernautas y llévales
el mensaje de Jesucristo.
- Pero no
te olvides de poner un filtro para que no entre en casa la basura
cibernética. No se trata sólo de proteger a los niños.
Los adultos estamos igual de indefensos porque todos somos corruptibles
y capaces de las mayores aberraciones. Si tuvieses siempre sobre
la mesa un montón de revistas pornográficas, ¿estás
seguro de que nunca echarías una ojeada?
- ¿Y que ocurriría si, sobre esa mesa de trabajo,
hubiese una imagen de la Virgen? A Luisa, cuando la puso por primera
vez en su oficina, se la rompieron. Volvió
a poner otra, y la pintarrajearon. La tercera fue sustituida por
una foto pornográfica...; pero la guerra no duró mucho.
Desde hace más de un año nadie toca su imagen de la
Virgen de Guadalupe. Y su amiga Marijose ha puesto otra.
- En tu casa,
piso o apartamento también podrías poner un buen cuadro
de Santa María. Es fácil encontrar uno que sintonice
con su estilo: los hay para todos los gustos.
- Quítate
ese colmillo de gorila que llevas al cuello. Cualquiera diría
que se lo arrancaste a una amiga de la infancia. Una medalla-escapulario
es mucho más práctica. Ahora muchos chavales se cuelgan
el rosario como si fuera un collar. Aprovecha la ocasión
para explicarles cómo se usa.
- Visita a
tu párroco alguna vez. Necesita sentir el afecto de sus feligreses.
Dales ideas, cuéntale el último chiste, fumaos un
pitillo juntos (con permiso de la ministra), y escúchale,
que a veces está muy sólo.
- En el cestillo
de la Misa echa papel moneda. La calderilla está bien para
las propinas o los parquímetros, pero en la Iglesia necesitan
algo más que las sobras. Y en el mes de junio pon la equis
donde tú sabes.
- En verano,
llévate a Jesús de vacaciones. Él solía
ir también a la montaña y a la playa. Y comía
pescado a la brasa al anochecer. Aprende a descansar a su lado,
sin huir. No lo mandes a un asilo ni lo abandones en la primera
gasolinera.
- Habla de
Dios a tus amigos. "Hablar de" es hablar de uno mismo,
de lo que Él ha hecho contigo. Por eso cuesta. Hacer apostolado
es quedarse a la intemperie, pero vale la pena.
- Y si es
necesario, sal a la calle con una pancarta. Algunas veces los cristianos
tenemos que manifestarnos, hacer bulto y gritar fuerte, llenando
las avenidas y las plazas de las grandes ciudades. No quemes papeleras
ni estropees el mobiliario urbano. Lleva a los viejos y a los niños,
que somos gentes de paz y no correrán riesgos. Valía
la pena. ¿A qué sí?