Angela Merkel intercambió mucha cordialidad con su antiguo adversario y predecesor, Gerhard Schröder, quien le entregó incluso un ramo de flores tras ser elegida en la cámara federal.
La nueva canciller alemana cita a Dios al principio y al final de su toma de posesión
Angela Merkel viajó este miércoles a París y Bruselas y se reunirá con Bush en Washington dentro de unos 20 días, justo cuando Zapatero habrá cumplido 20 meses sin haberlo logrado.
Joan Miquel Corbí

 

 

 

 

 

 

 

 

Es volver a la normalidad

        Alemania acaba de iniciar una nueva etapa política tras la toma de posesión de Angela Merkel como canciller, la primera mujer que ocupa este puesto en toda la historia de la república federal y también la primera persona del este del país que llega a la alta responsabilidad. La jefa del Ejecutivo, que agradeció a su predecesor, Gerhard Schröder, todo su trabajo y sus reformas socioeconómicas, juró el cargo el martes citando a Dios al principio y al final. Tanto la canciller como sus ministros (7 de la coalición democristiana y socialcristiana CDU-CSU, 5 democristianos y 2 bávaros, y 8 socialdemócratas) terminaron el juramento diciendo “con la ayuda de Dios”, una fórmula que se había utilizado siempre hasta la llegada de verdes y socialdemócratas al poder en 1998. Desde entonces, la llamada ‘generación del 68’ (sesentayochistas) alcanzaba el Gobierno por primera vez y optó por suprimir, según destacan ahora los analistas, la referencia a la divinidad. Curiosamente, un comentarista de la televisión pública alemana explicaba que la recuperación de la invocación a Dios “no es romper con nada ni ir hacia atrás, sino volver a la normalidad”.

        Este miércoles, sólo unas horas después de hacerse oficial el cambio de Gobierno en Alemania, Merkel ya activó su agenda con contactos de alto nivel, primero en París, para potenciar el debilitado eje francoalemán, y luego en Bruselas para dar continuidad a las relaciones con Europa. El presidente de Francia, Jacques Chirac, recibió a la flamante canciller en el Elíseo. La entrevista mostró al mundo dos caras muy distintas para el eje París-Berlín: la del pasado (Chirac, que dejará su cargo en 2007 tras 12 años en el poder con notable pérdida de credibilidad) y el presente y futuro (Merkel, que afronta el reto, aunque ganó por poco, de dar confianza a unos ciudadanos que siguen sin verla como la persona idónea para el cargo. En cuanto a la cita con la Unión Europea, la nueva líder alemana se entrevistó con el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y con el de la Eurocámara, Josep Borrell.

Comienzo y muchos viajes Los viajes seguirán de manera intensa en los próximos días. Este jueves, Merkel tiene previsto desplazarse a Londres para reunirse con el primer ministro británico y presidente de turno de la UE, Tony Blair. En cuanto a los contactos de alto nivel con Estados Unidos, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores alemán, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, acaba de asegurar que la canciller viajará a Washington y se entrevistará con el presidente George W. Bush antes de Navidad. Será, por tanto, una primera oportunidad para iniciar la mejora de relaciones bilaterales después del distanciamiento promovido por Schröder tras la guerra de Irak. Curiosamente, Merkel se reunirá con Bush aproximadamente 20 días después de llegar a la jefatura del Gobierno germano mientras su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero, llevará 20 meses sin haber hablado ni siquiera por teléfono con el mandatario norteamericano. Toda su relación institucional y personal se ha reducido a dos apretones de manos en reuniones de la OTAN y la ONU.

        Por otro lado, según fuentes diplomáticas, la canciller no descarta asistir a algunas de las sesiones de la inminente Cumbre Euromediterránea que se celebrará en Barcelona. Además, el ministro Steinmeier afirmó también que Merkel visitará España también antes de fin de año, aunque la posible estancia en Madrid podría adelantarse si finalmente participa en la reunión barcelonesa. También antes de Navidad, la líder alemana tiene previsto viajar a Holanda e Italia.

 

Un traspaso de poderes tranquilo

        El traspaso de poderes ha sido muy tranquilo en Alemania. Tras la votación parlamentaria en el Bundestag, donde (por cierto) 51 diputados socialdemócratas no apoyaron a Merkel, el canciller saliente mostró una total corrección, felicitó a su sucesora y escenificó el abandono de la política con la renuncia también a su escaño. Luego, las palabras de la nueva canciller en su discurso de toma de posesión, elogiosas hacia su predecesor Gerhard Schröder, introdujeron otro elemento significativo a la distensión entre democratacristianos, socialcristianos y socialdemócratas, ahora unidos para gobernar en la denominada ‘gran coalición’.

        En cuanto a los cambios de carteras, destacan algunas anécdotas, así como mensajes y curiosidades. El ministro de Asuntos Exteriores saliente, Joscha Fischer, pidió disculpas por su carácter fuerte, que se ha manifestado varias veces en salidas de tono verbales y malas formas en forma de gestos en el Bundestag. El nuevo titular de Economía, Michael Glos, anunció por su parte que, sus principales prioridades son “ahorrar, reformar e invertir”. Cabe destacar, más allá de la normalidad, que tres de los ministros socialdemócratas repiten en sus cargos.

Complejo proceso hasta el escenario actual

        Angela Merkel ha alcanzado la Cancillería después de un complejo proceso interno en la CDU que la llevó primero a ser elegida líder de la coalición democristiana en su último congreso y, más recientemente, a ser proclamada candidata gracias al rápido acuerdo con los socialcristianos de Baviera para que la apoyasen. Inicialmente no parecía una persona con el perfil político óptimo para liderar una alternativa al hasta ahora Gobierno de coalición entre socialdemócratas y verdes, pero la maquinaria de todo el centroderecha alemán se esforzó en los últimos 4 meses para que ganase adeptos entre aquellos sectores sociales y del propio partido que no la veían con buenos ojos, evidentemente no por el hecho de ser mujer, sino por su débil liderazgo y por su supuesta falta de preparación en algunos grandes temas.

        En cualquier caso, esta dirigente procedente de la Europa del Este ha sabido ganarse la confianza de los más prooccidentales del país, ya que, por ejemplo, se la considera una defensora del fortalecimiento de las relaciones con Estados Unidos y, en varias ocasiones, ha reconocido públicamente el papel del entonces presidente estadounidense George Bush (padre) en el proceso de unificación alemana entre 1989 y 1990. El presidente del Gobierno español llegó a llamarla “fracasada” horas después de conocerse el resultado electoral de los comicios del pasado 18 de septiembre. Ese “fracaso” era que no había ganado por el margen que pronosticaban las encuestas. Rodríguez Zapatero incluso dijo alegrarse por el resultado de Schröder y llegó a insinuar que seguiría como canciller. De momento ha fallado en este pronóstico, y el éxito o fracaso de la nueva jefa del Ejecutivo alemán es sólo cuestión de tiempo.