Entrevistas con "Lina Morgan".
"No hay por qué avergonzarse de ser cristiano aunque no esté de moda"
La sencillez y naturalidad con que Lina Morgan ha conquistado al público son las mismas que se esconden detrás de cada una de sus palabras. Contesta serena y bienhumorada. Muy "Lina Morgan". Pero hablar de sus padres y hermanos hace que se emocione y que quien hable sea María de los Ángeles López, una actriz en el teatro de la vida cuyo mejor papel ha sido "ser hija y hermana de quien lo he sido".
La Razón


Aunque es una de las actrices más conocidas de España, hay quien se sorprende de que sea católica...

        ¡Por Dios! si lo he dicho siempre. ¿Es que ser católica es algún pecado?

Entonces, ¿será que el mundo del espectáculo se asocia con gentes frívolas y poco religiosas?

        En el teatro, como en todas las profesiones, hay quien cree y quien no cree, pero yo siempre he tenido mis ideas muy claras. He tenido momentos malos en la fe, como todos, sobre todo cuando me ha faltado gente a la que quiero. Y me pregunto por qué esto, o por qué esto otro. Pero no han sido momentos de no creer, sino de incertidumbre.

Así que no le ha sido difícil llevar a Dios al mundo del espectáculo...

        Siempre he llevado a Dios en mi corazón y en mis pensamientos con total naturalidad.

¿Por qué le gusta hacer reír?

        No me gusta, ¡me encanta! Y la que más disfruta soy yo. Me río de mí misma, me gusta hacer reír a mis compañeros... y al público, lo que más del mundo. No sabes lo bonito que es, aunque suene a "topicazo", que entre alguien en el camerino y te diga: "Hija, qué alegría, he estado dos horas sin acordarme de mis problemas". Cuando el público lo pasa bien te sientes, incluso, mejor persona.

Aunque ha cosechado grandes éxitos, también sabe lo que es el fracaso. ¿Creer en Dios le ha ayudado en esos momentos complicados?

        ¡Pues claro! A mí Dios me ha ayudado en todo. Eso sí, también le pido cuentas. Le digo: "Hombre, por qué me haces esto", "hombre, por qué me pasa lo otro". Son mis diálogos con Él...

Y en esos diálogos, ¿le da gracias a Dios por algo en concreto?

        Constantemente. Se las doy porque, aunque haya sido trabajando, luchando y rompiéndome el alma, trabajando enferma o con mi padre prácticamente de cuerpo presente, le he pedido que me diese fuerzas, que me ayudase... y aquí estoy. Me ha ayudado en muchos momentos muy difíciles de mi vida.

Con tanto trajín, ¿consigue sacar tiempo para hablar con Él?

        Todas las noches, cuando caigo rendida en la cama, rezo para que Dios me dé fuerzas. Le pido por los que están arriba, por los que están aquí, por muchas cosas...

¿Qué papel jugaron sus padres en su formación cristiana?

        Yo he tenido un padre y una madre que nunca nos pusieron pegas para nada. El defecto de mi madre es que no supo ser más que madre, ¡fíjate qué bonito! Y tenía un padre tan cariñoso, tan comprensivo, tan humano, tan... como era mi hermano, que en paz descanse. Influyeron porque me enseñaron que había que rezar y ser persona, que no teníamos que ser malos con nadie, que daba igual el color de cada uno; él siempre decía: "Tú procura ser buena persona y ayudar a quien te lo pida". Ésas fueron las enseñanzas de mis padres.

¿Cree que ver caras conocidas de actores, actrices o cantantes, confesando abiertamente su fe, es una forma de demostrar que creer en Jesús no es algo pasado de moda?

        Quizá. Yo siempre he sido muy respetuosa con quien no cree, pero no hay por qué avergonzarse de ser cristiano. Aunque no esté de moda.

Si tuviera que poner de protagonista a Jesucristo en algún sitio, ¿dónde sería?

        Jesús está en todas partes, pero le pondría donde hay guerras, donde se abusa de los niños, donde hay personas mayores...

¿Cómo le gustaría terminar esta entrevista?

        Dando gracias a Dios por el cariño y la comprensión del público.

        Comenzó a trabajar con 13 años y desde entonces no ha parado. Lina Morgan siempre ha ido "poquito a poquito, pasando por todo", y por eso el éxito no se le ha subido a la cabeza. De entre los más de 60 premios que ha recibido, tiene uno muy especial: la medalla de Jesús "el pobre", que recibió en el año 2000. Y es que esta madrileña de pro, castiza y guasona, tiene una relación íntima con Dios. No sólo le da gracias todos los días; también le pide "por las personas que quiero y porque vaya bien el teatro". El teatro, claro. Su gran pasión. Por eso no esconde que le gustaría encontrar un buen proyecto que le llevase al escenario del suyo, La Latina, para decir: "¡Eh!, ¡que sigo aquí!". Eso sí, "sigo aquí, hasta que Él quiera"...