Iván de Aldénuri -
El bosque de los Thaurroks
De J. Pérez-Foncea Sin alcanzar a la magna obra de Tolkien, esta novela fantástica se lee con avidez, a un ritmo ágil que agarra al lector y no lo suelta hasta la última página.
Jordi Soley Climent
Sana y muy recomendable evasión

        La literatura fantástica está de moda; impulsada por el efecto “Señor de los anillos” proliferan numerosas obras en su estela... que en muchos casos desmerecen la descomunal obra de Tolkien. No es el caso de este Iván de Aldénuri que, sin las pretensiones de la magna obra "tolkieniana” (encontraríamos mayores paralelismos con otra obra de Tolkien, El hobbit), resulta una lectura muy recomendable. Lectura, además, absorbente y adictiva, pues si algo podemos asegurar es que quien abre sus páginas queda irremediablemente atrapado por una historia que avanza con un dominio excelente del tempo.

        Quizás hoy en día no esté demasiado bien visto reivindicar la literatura de evasión, que suele ser tildada de folletinesca. Folletines, haberlos, haylos, pero eso no obsta para que, por sólo citar tres ejemplos de literatura popular bien escrita, Ágata Christie, Julio Verne o George Simenon con su serie del comisario Maigret, no hayan sido destronados del podium de las preferencias de los lectores. También Dumas escribió mucho y publicó por episodios alguna de las obras inmortales de la literatura.

Valores que no "sueltan" al lector

        Pues bien, Pérez-Foncea demuestra en esta su opera prima un dominio magistral del arte de agarrar al lector y no soltarlo hasta la última página. La alternancia de acciones que se desarrollan de modo paralelo, una las correrías de Iván, la otra las vicisitudes de su pueblo, y que finalmente confluyen, permiten terminar cada capítulo en un clímax que hace avanzar al lector a través del texto con una avidez sólo satisfecha cuando cerramos definitivamente el libro. Y ni eso es del todo cierto: la supervivencia del malvado Hugo Gorkhol nos asegura nuevas emociones en próximas entregas.

        Una vez sumergidos en el mundo de Áldenor y del Errion Thal, y tras unos primeros momentos de familiarización (que, suponemos variarán según la afición a la literatura fantástica y la edad del lector; confesaremos que a los ya entrados en años nos supone un mayor esfuerzo), iremos descubriendo que el escenario en que se desarrolla la acción es coherente, cuestión ésta definitiva para armar una novela fantástica de calidad. Y no sólo es congruente, sino que se produce una corriente de complicidad e incluso afecto hacia esos personajes, esos pueblos, que luchan por la supervivencia y el mantenimiento de una paz justa.

Y nuevas entregas

        En este sentido, la apuesta del autor es clara, los buenos son buenos y los malos, malos, lo que no significa que sean estúpidos. No estamos pues ante una novela ambigua, sino ante una novela que toma partido y en la que la intriga y la acción ocupan un lugar preeminente, y que por ello mismo resulta especialmente adecuada (que no sólo) para un público juvenil. La clara definición de los campos en que se dividen los protagonistas no rebaja un ápice la emoción, al contrario, ayuda a mantener esa tensión que toda buena narración necesita.

        Para acabar, y desde el respeto y el reconocimiento hacia una obra en mi opinión muy bien resuelta, dos sugerencias para próximas entregas, ya anunciadas por el mismo autor: no descarte la posibilidad del arrepentimiento en algún personaje, esas cosas a veces ocurren y enriquecerían el argumento; y en segundo lugar, estoy seguro de que los muchos lectores agradecerán un mapa del territorio en el que transcurre la acción más grande y detallado que el que nos proporciona esta edición y que, con sus limitaciones, resulta muy útil para orientarse en este mundo que cautiva con tanta facilidad.

        Iván de Aldénuri. El bosque de los Thaurroks.
        J. Pérez-Foncea
        
Libros Libres www.libroslibres.info
        
284 págs.
        
15,00 €