Laicismo y confesionalismo

 

Jose Andrés-Gallego
Diario de Navarra. 24.09.04
Seamos precisos         Querría hacer algunos comentarios de puro léxico castellano a lo que ha dicho el arzobispo de Pamplona sobre el "laicismo confesional" o el "confesionalismo laicista" y lo que comenta don Óscar Beorlegui, que define el laicismo como "una doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad o, más particularmente, del Estado de toda influencia eclesiástica o religiosa". Sólo querría que pensaran, primero, que, en esta definición (que es la del Diccionario de la Academia), se habla de seis cosas distintas: una cosa es lo eclesiástico y otra lo religioso. Y son tres cosas también diferentes la independencia del hombre, la de la sociedad y la del Estado. Combinando todo eso, salen seis definiciones de laicismo. Si además entramos a detallar qué se entiende por "influencia", nos perdemos. No es lo mismo impedir que la gente se santigüe cuando sube al autobús (como se hacía hace años en Pamplona) que impedir que los curas impidan coactivamente el ejercicio del derecho a beber vino, pongo por caso.
Así, más claro         Por eso, es más fácil preguntarse qué ha querido decir el arzobispo al hablar de "confesionalismo laicista" y supongo que se refiere al propósito decidido y casi esencial, definitorio de lo que es el Gobierno español -en ese sentido, "confesional"-, de conseguir una de estas cosas: o que el Estado no se vea influido por lo eclesiástico ni por lo religioso, o que el Estado se dedique a impedir que lo eclesiástico o lo religioso influya en las personas, que son libres. Son dos cosas muy diferentes, y las dos, reales. La segunda es la concepción del liberalismo radical francés, en el que el Estado no es sólo el garante de la libertad, sino que ha de impedir que renuncie a la libertad el súbdito que libremente quiera renunciar a ella. Lo de impedir que las crías musulmanas vayan con velo tiene que ver con esto. Y me parece mal.
Nos deje en paz         Hacer libre a la gente a base de obligarla a ser libre es lo que ha intentado Bush (que no es francés) en Irak con los resultados sabidos. Sería más sencillo que el Gobierno nos dejara sencillamente en paz y que cada cual pudiera elegir el tipo de formación religiosa que quiera recibir, si es que desea recibir alguna, con tal de que esa formación fomente o permita la convivencia más pacífica, que es la tarea principal del gobernante (según san Agustín, que, ciertamente, era eclesiástico).
Cada uno a lo suyo

        Una cosa más: Fernando Sebastián, aparte de arzobispo, es un ciudadano con derechos políticos, entre ellos el de expresión. Don Óscar Beorlegui también. Lo digo porque es importante que los dos puedan decir lo que quieran decir sin que nadie se rasgue las vestiduras. Eso sí: le pediría a don Fernando Sebastián que nunca hable como "la Iglesia" (no digo que lo haya hecho): primero, porque todos los bautizados formamos la Iglesia (don Óscar Beorlegui también, si lo está) y, segundo, porque, al presentarse como "Iglesia", invita al otro a hablar como "Estado"; cosa que tampoco es correcta. Hablemos como personas libres (pero obligadas a convivir, felizmente), que es más eficaz y no es nada equívoco.