Es poco plural, pero quien tiene el mando, manda en la TV

        El hecho de que TVE necesita una reforma en profundidad resulta obvio. El modelo de otras televisiones públicas europeas apunta a un modelo en que no prime la audiencia ni los ingresos publicitarios, sino la materialización de un servicio público.

        El Presidente del Gobierno, José-Luis Rodríguez Zapatero, ha afirmado que desea una TVE “dimensionada” y que hay más espacio para las televisiones privadas. Declaraciones de otros altos cargos, como Pedro Solbes –reconociendo que TVE podría venderse si alguien está realmente interesado– o Miguel Ángel Fernández –planteando la privatización parcial de TVE–, contribuyen a preparar a la opinión pública ante un más que previsible futuro del ente. Todo, por supuesto, a la espera del informe del “comité de sabios” designado por el PSOE para un nuevo modelo de televisión pública, o más bien pretendiendo influir ya ahora en ese informe.

        El PSOE sigue teniendo una gran carga ideológica, y lo está demostrando recién llegado al poder. Los ingenuos o atolondrados que afirmaban la homogeneidad ideológica del PP y del PSOE han tardado muy poco en darse cuenta de su error.

        La credibilidad de TVE, en estos meses, ha caído en picado. No nos fiamos de TVE, que ha bajado vertiginosamente en su audiencia. A la vez, los nuevos directivos del ente se afanan en glosar o “vender” cuantas medidas aprueba o plantea el Gobierno socialista, ya sea sobre educación, matrimonios homosexuales o política exterior, en un claro ejercicio propagandístico. Pero el PSOE, que ve cómo los españoles retiran su confianza en TVE, no tiene inconvenientes, porque están en una fase de “vendetta” y, más adelante, argumentarán que la audiencia no debe primar en una televisión pública.