La sociedad salió a la calle contra la Ley del aborto... una vez más
La manifestación de Madrid fue más que digna, y la gente se volcó en decenas de ciudades.
Pablo J. Ginés
Rompiendo el silencio: testimonios de mujeres que sufrieron un aborto provocado
Esperanza Puente

 

 

También los farmacéuticos

        Era la cuarta gran concentración por la vida en Madrid en apenas un año y volvió a reunir a miles y miles de personas.

        Entre los lemas más coreados estaba el muy castizo "viva la madre que nos parió". Otra variante, que se gritana al pasar por el Ministerio de Igualdad, proclamaba: "Bibiana, Aído, tu madre te ha parido".

        Un tipo que iba por libre con su propio megáfono intentó que la gente gritase "Zapatero, asesino", pero no tuvo éxito. Los manifestantes de esa zona preferían un lema que sonaba cerca de la pancarta de Profesionales por la Ética: "es un niño, no es un bicho".

        Los lemas eran numerosos en carteles y pancartas: "todos tienen derecho a la vida", "la esclavitud también fue un derecho", "no a la ley machista", "ZP-007, con licencia para matar", "gritamos por los que no pueden", "la vida es sólo de Dios" y un clásico de la Madre Teresa de Calcuta: "el más grande destructor de la paz es el aborto". Destacaba una gran pancarta de la asociación francesa pro vida"Droit de naitre".


Manifestación en Sevilla

        Casi no hubo carteles con imágenes de fetos ensangrentados: solo un par, pequeños, que llevaban dos personas. Además, alguien había colgado otros en las paredes con la imagen un brazo o pierna de feto junto a una moneda de un euro. Pero está claro que el género "imagen ensangrentada" no gusta a la inmensa mayoría de los pro vida y apenas se usa.

        Entre las novedades de esta manifestación estaba la Asociación Española de Farmacéuticos Católicos, de reciente creación, con una pancarta con su logo y web, y otra pancarta con el logo de su Federación Internacional de Farmacéuticos Católicos.

Gente de todo tipo         Tres curas con alzacuellos caminaban juntos, uno mayor, otro muy joven y otro de mediana edad. Los tres venían de la parroquia de Santa Catalina Labouré. Diseñada por Kiko Argüello, la parroquia acoge a diez comunidades neocatecumenales, pero no vinieron en bloque, sino solo algunos grupos de feligreses. Es un ejemplo de que los movimientos no se han movilizado para esta manifestación. La sensación general ha sido la de "quien pueda ir y no le vaya muy mal, que participe".

        El párroco de Santa Catalina Labouré se entera durante la marcha que la ley ya ha sido aprobada en el Senado y que el Rey ya la ha firmado. "Aquí hay una multitud, pero al final el mundo y la cultura la cambian unos pocos, las minorías creativas que animan a los
demás", reflexiona el párroco.

        Una señora habla con su hija por teléfono: "no, hija, no hace falta que vengas, esto está llenísimo. No, no hay lluvia, el Señor la ha aplazado para la manifestación, pero ya verás que por la tarde llueve".

        Hay gente a la búsqueda del votante de izquierdas contrario al aborto. Por ejemplo, miembros del partido SAIN (Solidaridad y Autogestión Internacionalista), ligados al Movimiento Cultural Cristiano, reparten pequeñas octavillas contra el aborto. Uno de ellos intercambia octavillas con jóvenes del Movimiento Social Republicano, quienes además llevan su propia pancarta contra el aborto.
También los más jóvenes         El Rey es uno de los protagonistas de la marcha. "Juan Carlos, primero, la vida es los primero", corea un grupo de chicos.

        En otra zona muy lejana, dos señores de edad madura comentan que el Rey haya firmado la ley. "El Rey lo firma todo, yo estoy harto, prefiero una república, como en Francia, pero de derechas, porque en las repúblicas de izquierdas matan a la gente", comenta uno de ellos.

        Un grupo de chicas jóvenes con los petos azules de RadioMaría reparten estampas con oraciones. En otra zona, seis muchachas muy guapas se incorporan a la marcha ondeando banderines y con corazones pintados en la cara. "Chile por la vida" lleva escrita una de ellas en el rostro.

        Dos chavalas de 16 años se encuentran con un grupo de amigas. Están entusiasmadas: "hemos estado en el autobús de animación, bailando y gritando sin parar, ha sido una pasada", dicen con los ojos brillantes para envidia de sus amigas.

        Las familias con cochecitos y niños pequeños van quedándose atrás a medida que la muchedumbre se apiña para acercarse a la Plaza del Sol.