Aborto: el error de Obama
Su error de perspectiva en esta cuestión puede erosionarle políticamente.

Rafael Navarro-Vals
catedrático de la Universidad Complutense

Libertad de elegir
Milton y Rose Friedman

Un "grano" político

        La Universidad de Notre Dame ha sido el último escenario del desacuerdo de la minoría católica con la agenda ética de Obama en materia de aborto. Por encima de la reacción de los estudiantes y profesores a la concesión del doctorado honoris causa, lo cierto es que más de 60 obispos, casi medio millón de firmas en contra y la renuncia por Mary Ann Glendon —la prestigiosa profesora de Harvard, ex embajadora en el Vaticano— a recibir en el mismo acto el importante premio Laetare Medal, son significativos de un renacer de la cuestión con toda su carga política, ideológica y religiosa.

        Se entiende así lo que hace poco decía Bill Kristol: “El aborto es hoy la encrucijada sangrienta de la política norteamericana”. Un tema en el que se entrelazan tres cuestiones, no siempre bien entendidas: la liberación judicial, la liberación sexual y la liberación de la mujer. Repárese en que todas las especulaciones sobre el magistrado que, en el Tribunal Supremo, sustituirá al dimisionario David Souter giran sobre cuál será su posición sobre el aborto. Es curioso, por otra parte, que entre los detenidos en las inmediaciones de la Universidad de Notre Dame por sus protestas contra Obama esté precisamente Norma McCorvey, la mujer conocida como Jane Roe y cuyo caso fue la causa de la liberación del aborto en EEUU con la histórica sentencia Roe versus Wade. Norma ha pasado a ser de un icono de la liberación sexual de la mujer a un símbolo de la oposición al aborto. Su conversión al catolicismo es el detonante de este llamativo cambio.

Frente a los católicos

        El joven y brillante presidente afroamericano en sus cien primeros días ha desarrollado una vertiginosa actividad y una sobreexposición ante los medios que justifican su apodo de “la bomba mediática”. Junto con sus aciertos, destacan dos errores: su indecisión en el contexto jurídico que envuelve a la base de Guantánamo y su apresuramiento en derribar las medidas provida de la anterior administración. En las elecciones de 2008, Obama consiguió la mayoría del voto católico, por más de 9 puntos. Pero en sus cien primeros días el presidente ha favorecido una política de financiación de abortos en el Tercer Mundo, ha levantado las restricciones sobre investigación en células madre embrionarias, y anuncia una política de restricción legal de objeción de conciencia de los médicos. Esto ha conducido a que las últimas encuestas marquen 14 puntos de aumento del descontento entre los católicos, que se convierte en un 41% de disconformidad entre los católicos blancos no hispanos (antes eran un 20).

        La alarma se extiende, además, al apoyo de Obama durante su campaña a un proyecto de ley presentado en el Congreso —aún por votar— llamado Freedom of Choice Act. En él se debilita —cuando no se elimina— el poder de los Estados para limitar el aborto y otras medidas adoptadas por Administraciones anteriores. Por ejemplo, la vigente prohibición de dedicar fondos federales para la realización de abortos. La Conferencia Episcopal Católica de EEUU, que inicialmente no se opuso frontalmente a Obama, y al que felicitó tras su triunfo, ha advertido que “políticas agresivas sobre el aborto” (en referencia a este proyecto de ley) “alejarían del Gobierno a millones de americanos”.