Berlusconi plantea que la ONU proteja el derecho a la vida desde la concepción
VERÓNICA BECERRIL
SERVICIO ESPECIAL ABC
El Presidente, el Papa y la Primera Ministra
John O’Sullivan

 

Un principio para la ONU

        ROMA. Con el inicio de la campaña electoral en Italia, los candidatos han empezado a hacer sus primeras promesas. Ayer le tocó el turno a Silvio Berlusconi, quien sigue buscando aliados para su recién nacido «Pueblo de la libertad». Y qué mejor forma de hacerlo que abordar asuntos candentes y en muchos casos intocables, como lo es el aborto.

        En una entrevista concedida a una revista italiana que saldrá a la venta mañana, «el Cavaliere» precisa que la línea que sigue su partido en este sentido es de absoluta «libertad de conciencia». «Pero creo –matizó el mediático político– que reconocer el derecho a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural, es un principio que la ONU debería convertir en propio, así como hizo con la moratoria de la pena de muerte, tras un largo y debatido diálogo».

        Con esta afirmación Berlusconi abrió la caja de Pandora de la política italiana. Desde los sectores del centro izquierda llegaron las primeras críticas, acusando al líder de Forza Italia de instrumentalizar la cuestión. «El aborto es un drama, y la política tiene la responsabilidad de aplicar plenamente la ley 194, una ley que ha sabido encontrar un equilibrio entre la autonomía y la mujer», declaró la ministra de los Derechos y la Igualdad de Oportunidades, Barbara Pollastrini.

        Los partidos de derecha aprobaron la idea de Berlusconi de apoyar la campaña que un periodista, Giuliano Ferrara, propuso en diciembre del pasado año para llevar la moratoria del aborto a Naciones Unidas.

Por motivos políticos

        Pero, más allá de las buenas intenciones, la decisión de Berlusconi de apoyar esta campaña es vista como una táctica para engatusar al partido de la Unión de Democristianos y de Centro (UDC), de Pierferdinando Casini, quien todavía no se ha decidido a unirse al «Cavaliere» en un partido único. De hecho, Berlusconi lanzó ayer la última llamada al tren del «Pueblo de la libertad»: «La elección queda en sus manos, pero tienen que tener en cuenta que la gente está cansada de las divisiones y los juegos de palacio; quieren unidad».

        La respuesta de Casini a esta provocación no se hizo esperar, confirmando el hastío de la gente a tanta pantomima, pero por ahora no parece que vaya a optar por abandonar el logo de su partido y unirse al de Berlusconi.

Veltroni deja la alcaldía

        En la izquierda también se está empezando a montar el rompecabezas de partidos. Walter Veltroni, firme en su idea de «competir» solo en las elecciones, presentará hoy su dimisión como alcalde de Roma. Ayer, en su último acto como alcalde de la Ciudad Eterna, conmovido, afirmó que estos siete años de trabajo «han sido una experiencia fantástica. Una ciudad se puede amar, se pueden amar sus murallas, sus colores, sus parques y sus personas».