María
de la Cuesta quiso narrarlo así, a cara descubierta,
con su nombre y su apellido, orgullosa de cómo ha reconducido
su vida, pero eso sí, con el corazón en un puño,
la voz entrecortada y las lágrimas asomando a sus hermosos
ojos "porque nunca puedes perdonarte y jamás puedes
olvidarte de que mataste a tu hijo" (video duración
13' 10").
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