Vender la muerte

Con el título La píldora, Ramón Pi publicó en el diario ABC, el martes 27 de marzo, este artículo que ofrecemos a nuestros lectores por su indudable interés

Alfa y Omega, 5-IV-2001

 

Una de "medicina" que no cura nada

EI Ministerio de Sanidad ha aprobado la circulación de la llamada píldora del día siguiente, que consiste en un enorme concentrado de progestágenos capaz de provocar abortos en los primeros estadios del embarazo. De hecho, esta píldora ha sido concebida, fabricada y ahora distribuida con el único y exclusivo fin abortivo, así que ignoro por qué ha tenido que intervenir en el proceso de autorización la Agencia del Medicamentazo, cuando este producto ni cura nada, ni lo pretende, ni tiene función preventiva de dolencia alguna, ni actúa sobre los síntomas de ninguna enfermedad; o sea, que de medicamento no tiene nada más que la apariencia, como los lacasitos, pongamos por caso, que también parecen grageas, sólo que éstos son incomparablemente menos nocivos.

 

Antes era un delito

Se dice que algunos ginecólogos, cuando algunas mujeres acudían a sus consultas inquietas por haber realizado un coito sin tomar precauciones para no quedarse embarazadas, les prescribían cuatro, cinco o más píldoras anticonceptivas, pero de golpe, para reunir esas dosis masivas –y abortivas– de progestágenos. Pero esto es, se mire como se mire, una mala praxis médica de arriba abajo, así que esa píldora vendrá a evitar cualquier posible sanción colegial..., en el supuesto de que haya algún Colegio médico que ose intervenir deontológicamente en un caso así, lo que es, a estas alturas, bastante dudoso.

 

 

Sólo sirve para matar

Y si la finalidad de esa píldora es única y exclusivamente abortiva, me pregunto además por qué su expendición queda exenta, según parece, de la documentación que se exige para que no sea punible el delito de aborto, como ocurre con la otra píldora homicida, la RU 486. Creo que los farmacéuticos deberían negarse a suministrar esa píldora, y no porque sea letal (muchos fármacos, mal administrados, lo son), sino porque sólo es letal. Pase que las farmacias vendan mil cosas que no son medicinas; pero que se venda directamente la muerte parece un poco crudo, sin ninguna necesidad de recurrir a convicciones religiosas: basta algo de sentido común.